El Cotopaxi és un volcà d'Equador que amb els seus 5.897 metres és el segon més alt d'aquest país (presidit pel Chimborazo) i un dels més actius del món. Però tot i la seva fúria, és un volcà que enamora. Realment, verue'l adormit, amb la seva magestuositat i forma perfecte rodejat d'una naturalesa salvatge no té preu! Però no em vaig conformar en gaudir-lo a distància, volia tocar-lo, sentir-lo... així que el segon dia d'estar per la reserva natural aclimatada novament a l'alçada, vaig decidir intentar fer el cim! Bé, lo del cim és algo relatiu, ja que no disposava de material tècnic, així que m'havia de conformar en pujar fins al peu del seu glaciar, a 5.200m. I així ho vaig fer, després d'uns 30' de caminar muntanya amunt, amb molt poca visibilitat i un vent de mil dimonis, vaig arribar al refugi del Cotopaxi, a 4.810m. Allí vaig carregar piles amb una xocolata ben calentona per després sortir novament a la intempèrie i seguir avançant els 800m que em quedaven però amb 400 de desnivell! 40 minuts més i el somni es va fer realitat. Estava trepitjant el glaciar del Cotopaxi! La visibilitat no era molt bona, però el moment fou genial i l'esforç va merèixer la pena! A la baixada vaig tenir l'oportunitat de llogar una bicicleta per poder retornar a l'hostal i així ho vaig fer... vaig desfer part del camí a peu i la resta, pedalant damunt d'una bici, sentint l'aire fred a la meva cara mentre assaboria els colors i les olors d'aquella naturalesa tan salvatge.
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El Cotopaxi es un volcán de Ecuador que con sus 5.897 metros es el segundo más alto de este país (precedido por el Chimborazo) y uno de los más activos del mundo. Y aunque es un volcán muy furioso, también enamora. Realmente verlo adormilado, con su magestuosidad y forma perfecta rodeado de una naturaleza salvaje no tiene precio! Pero no me conformé con disfrutarlo en la distancia, quería tocarlo, sentirlo... así que el segundo día de estar por la reserva natural aclimatada nuevamente a la altura, decidí intentar subirlo! Bueno, eso de subir a su cima es algo relativo, ya que no disponía de material técnico, así que me tuve que conformar en subir hasta el pie de su glaciar, a 5.200m. I así lo hice, después de unos 30' de andar por su lomo, con muy poca visibilitat y un viento de mil demonios, llegué al refugio del Cotopaxi, a 4.810m. Allí cargué pilas con un xocolate bien calentito para salir nuevamente a la intemperie y seguir avanzando los 800m que me quedaban pero con 400 de desnivel! 40 minutos más y el sueño se hizo realitad. Estaba pisando el glaciar del Cotopaxi! La visibilitat no era muy buena, pero el momento fue genial y el esfuerzo mereció la pena! En la bajada tuve la oportunidad de alquilar una bicicleta para regresar al hostal y así lo hice... deshaciendo parte del camino andando y el resto, pedaleando encima de una bici, sintiendo el aire frío en mi cara mientras saboreaba los colores y los olores de aquella naturaleza tan salvaje.
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El Cotopaxi es un volcán de Ecuador que con sus 5.897 metros es el segundo más alto de este país (precedido por el Chimborazo) y uno de los más activos del mundo. Y aunque es un volcán muy furioso, también enamora. Realmente verlo adormilado, con su magestuosidad y forma perfecta rodeado de una naturaleza salvaje no tiene precio! Pero no me conformé con disfrutarlo en la distancia, quería tocarlo, sentirlo... así que el segundo día de estar por la reserva natural aclimatada nuevamente a la altura, decidí intentar subirlo! Bueno, eso de subir a su cima es algo relativo, ya que no disponía de material técnico, así que me tuve que conformar en subir hasta el pie de su glaciar, a 5.200m. I así lo hice, después de unos 30' de andar por su lomo, con muy poca visibilitat y un viento de mil demonios, llegué al refugio del Cotopaxi, a 4.810m. Allí cargué pilas con un xocolate bien calentito para salir nuevamente a la intemperie y seguir avanzando los 800m que me quedaban pero con 400 de desnivel! 40 minutos más y el sueño se hizo realitad. Estaba pisando el glaciar del Cotopaxi! La visibilitat no era muy buena, pero el momento fue genial y el esfuerzo mereció la pena! En la bajada tuve la oportunidad de alquilar una bicicleta para regresar al hostal y así lo hice... deshaciendo parte del camino andando y el resto, pedaleando encima de una bici, sintiendo el aire frío en mi cara mientras saboreaba los colores y los olores de aquella naturaleza tan salvaje.
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